Los científicos del Instituto Australiano de Ciencias Marinas (AIMS) han descubierto que algunas especies de coral de rápido crecimiento en la Gran Barrera de Coral ralentizan su tasa de crecimiento cuando se exponen a aguas más cálidas.
El estudio, publicado en Proceedings of the Royal Society, muestra que es probable que experimenten un doble golpe: una alta mortalidad durante eventos de estrés térmico agudo y reducciones significativas en el crecimiento debido a un océano cada vez más caliente.
Las especies de corales de rápido crecimiento son comunes en la Gran Barrera de Coral y brindan refugio esencial para otras formas de vida marina, pero al mismo tiempo, son algunas de las más susceptibles a las olas de calor marinas, se blanquean fácilmente y pueden romperse durante las tormentas.
Encuestas recientes para el Programa de Monitoreo a Largo Plazo de AIMS encontraron que los aumentos en la cubierta de coral duro en las regiones norte y central fueron impulsados en gran medida por estas especies.
Potencial limitado de adaptación
«Nuestros resultados demuestran que estos corales de mesa de rápido crecimiento, fundamentales para la recuperación de los arrecifes, han desarrollado estrategias que son perfectas para maximizar el crecimiento en su entorno actual», dijo el Dr. Juan Ortiz, autor principal del estudio. «Pero estos hallazgos iniciales pueden indicar que tienen un potencial limitado de adaptación a futuras condiciones más cálidas».
Se cree que el estudio es el primero en cuantificar la relación entre el crecimiento de los corales y la temperatura. Se siguió el crecimiento de cuatro especies de coral de un arrecife en la Gran Barrera de Coral central durante un período de un mes, en 10 temperaturas diferentes entre 19°C y 31°C en el Simulador Marino Nacional de AIMS.
La Dra. Mariana Álvarez Noriega, autora principal del estudio, se sorprendió por la consistencia con la que las colonias individuales de la misma especie de coral respondieron a la temperatura. «Esperábamos que diferentes especies tuvieran respuestas diferentes y lo confirmamos, pero no esperábamos encontrar una respuesta térmica tan consistente entre individuos de la misma especie», dijo.
«Si bien los individuos de la misma especie crecieron a ritmos muy diferentes, la temperatura a la que crecieron más rápido fue notablemente similar».
«La baja variabilidad en su respuesta a la temperatura podría dificultar que los corales desarrollen naturalmente una mayor tolerancia térmica», añadió el Dr. Ortiz. “Este fue un estudio ambicioso y técnicamente desafiante, posible gracias a las instalaciones únicas y el entorno controlado del National Sea Simulator. Para obtener más información, necesitamos comprender lo que está sucediendo a mayor escala y en más especies”.
“Estos resultados, junto con los experimentos de seguimiento, son fundamentales para desarrollar modelos que nos ayudarán a predecir el estado futuro del Arrecife en diferentes escenarios de cambio climático. Este trabajo también nos ayudará a comprender los beneficios potenciales de diferentes intervenciones”.